Un análisis de datos revela cómo la pandemia alteró nuestros hábitos de consumo en España durante 2020
¿Recuerdas cuando en marzo de 2020 resultaba imposible encontrar harina en los supermercados? No fue una casualidad ni un simple desabastecimiento puntual. Según revela nuestro estudio sobre los patrones de consumo durante el primer año de pandemia, los españoles cambiamos drásticamente nuestros hábitos de compra, y algunos de estos cambios fueron mucho más allá de lo que los expertos habían previsto.
Los datos no dejan lugar a dudas: la cocina se convirtió en el nuevo centro de entretenimiento del hogar. La harina experimentó un aumento del 26,28% cuando solo se esperaba una variación mínima del -1,76%. ¿El motivo? Millones de españoles confinados descubrieron (o redescubrieron) el placer de amasar, hornear y crear.
“La pandemia nos obligó a mirar hacia adentro, a redescubrir el hogar como espacio de creatividad y, en muchos casos, la cocina fue el refugio perfecto para sobrellevar la incertidumbre”.
Si hay un producto que refleja perfectamente este cambio de paradigma es la mantequilla. Con una diferencia asombrosa del 26,41% entre lo esperado y lo real, este ingrediente básico para la repostería pasó de ser un producto más en la lista de la compra a convertirse en un imprescindible. Las redes sociales se inundaron de bizcochos, galletas y panes artesanales que requerían este ingrediente.
Pero no solo la repostería vivió un auge inesperado. También bebimos más alcohol en casa. La cerveza aumentó un 21,43% (cuando solo se esperaba un 7,29%) y el vino un 13,09% (frente al 4,27% esperado).
Las videollamadas con amigos y familiares, acompañadas de una copa de vino, se convirtieron en la nueva normalidad social para muchos españoles que buscaban mantener esos momentos de conexión.
En contraste, algunos productos sufrieron caídas inesperadas:
Productos de panadería: Cayeron un -7,84% cuando se esperaba un ligero aumento.
Confitería: Descendió un -7,71%, mucho más que el -2,70% previsto.
Pan: Disminuyó un -4,57% cuando apenas se esperaba variación.
¿La explicación? Al pasar más tiempo en casa y tener que espaciar las compras, muchas familias optaron por hacer su propio pan y dulces, reduciendo la compra de productos elaborados.
El siguiente gráfico interactivo muestra la dramática diferencia entre lo que los expertos esperaban que ocurriera con nuestro consumo y lo que realmente sucedió durante el primer año de pandemia:
Estos cambios no solo reflejan alteraciones en nuestros patrones de compra, sino transformaciones más profundas en nuestra relación con la comida y el hogar:
Buscamos control en tiempos de incertidumbre: Hacer pan desde cero nos daba la sensación de poder controlar algo en un momento donde todo parecía fuera de control.
Redescubrimos el valor del tiempo: Con más horas en casa, muchos españoles redescubrieron el placer de cocinar sin prisas.
La comida como consuelo emocional: El aumento en productos como el azúcar (+11,63%) y las confituras (+16,96%) sugiere que buscamos confort en alimentos reconfortantes.
Nuevas formas de socializar: El incremento en bebidas alcohólicas refleja cómo intentamos mantener los rituales sociales, aunque fuera a distancia.
Aunque la vida ha vuelto en gran medida a la normalidad, cabe preguntarse: ¿cuántos de estos cambios han dejado una huella duradera en nuestra sociedad? ¿Hemos mantenido algunas de estas nuevas costumbres adquiridas durante el confinamiento?
Lo que sí sabemos es que la pandemia no fue simplemente un paréntesis temporal. Para muchas personas, aquellos meses transformaron su relación con la cocina, la alimentación y el concepto mismo de hogar. El tiempo dirá cuántos españoles mantienen esa afición por el pan casero descubierta en 2020, o cuántos han incorporado permanentemente nuevos rituales sociales nacidos durante el aislamiento.
Este análisis se basa en datos comparativos del consumo de productos en España entre 2019 (pre-pandemia) y 2020 (durante la pandemia), contrastando las variaciones teóricas esperadas con las variaciones reales observadas para medir el impacto directo de la COVID-19 en nuestros hábitos de consumo.